Los siete pecados de la innovación de la contratación pública

La transición a la contratación pública electrónica (digitalización del servicio de contratación) y la posterior transformación digital del servicio, son procesos de innovación. En estos procesos se requiere mucha gestión del cambio y una serie de características y contextos que normalmente no se encuentran presentes a la hora de abordar este tipo de proyectos.

Si definimos la innovación como la creación neta de valor nuevo, la digitalización del servicio de contratación y la transformación digital del servicio son innovaciones.

Si definimos un emprendedor como cualquier persona que intenta innovar, se requiere que muchos agentes que gestionan el servicio de contratación se conviertan en emprendedores.

En mi opinión son innovaciones de gran calado y difíciles, porque requieren una coordinación sincronizada en los tres niveles siguientes: individual, organizacional e institucional (una alineación de astros que no es fácil de conseguir).

  • La individual: es aquella que cada persona, en su fuero interno, entiende que tiene que salir de su zona de confort y afrontar un aprendizaje continuo y profundo. No hay otra. No nos van a dejar que sigamos como estamos. Manejando papeles o siguiendo un procedimiento.
  • La organizacional: es la que tiene que ver con la obligación de cumplir una ley de la que no se dispone de todas las respuestas a las múltiples preguntas que van a surgir. Esto, nos coloca ante un reto de liderazgo muy acentuado en un ámbito en cuya cultura, este tipo de liderazgo no es un rasgo habitual.
  • La institucional : que desde mi punto de vista hace dejación de sus funciones porque impone leyes pero no da ni medios ni formas para que los órganos de contratación y las personas alcancen el objetivo. Y puestos a criticar ni siquiera generan una coordinación entre todas las instituciones que tienen algo que decir en un servicio que tiene que generar un mercado único: Administración Central, Comunidades autónomas, Entidades Locales, Comisión Europea….

Por si esto fuera poco, vamos a seguir relatando las dificultades reales de la innovación que nos ocupa. En el libro de Dave Richards nos habla de los siete pecados de la innovación y nos recuerda que 9 de cada 10 innovaciones falla y no consigue los resultados esperados.

¿Es este el panorama que estamos viviendo en la innovación que representa la transición al formato electrónico de la contratación pública?

Los 7 pecados de la innovación

En el libro se comentan los siete pecados que relaciono a continuación con mis comentarios particulares alrededor de la innovación que representa la digitalización de la contratación pública.

  1. La Falta de un propósito útil

A menudo veo algunas transiciones amparadas en que lo único que hay que hacer es comprar un sistema de información para realizar la contratación pública electrónica. Y no es eso. Mejor dicho: no es solo eso. Ni mucho menos.  Lo que hay que hacer es un mercado único de contratación pública paneuropea interoperable y asequible. Que nos permita hacer que la economía sea más competitiva y más justa. El sector público representa el 45 % de la economía de la zona euro. Y el servicio de contratación representa el 20 % del PIB. La mejora de este servicio redundaría en la educación, la salud, la defensa, la seguridad, la justicia, el trasporte, la competitividad, la igualdad, la inclusión social, la innovación, el medio ambiente, el fomento de la participación de las pymes en la contratación, el impulso de las pymes…

  1. Problemas de visión

En este punto lo que yo destaco es la falta de estrategia específica de este servicio (a menudo se une con el resto de la administración electrónica, y no tienen nada que ver: la administración es un elemento que estructura la sociedad con muchas funciones coercitivas y la contratación es un servicio de intermediación que tiene servir para generar valor neto a ciudadanos y empresas). Hay una serie de sub-pecados que creo importante señalar en la visión de la digitalización:  el incrementalismo (voy a hacer lo mínimo que me exige la ley, esto provoca el síndrome del eterno retorno sin avances significativos ), la gestión especulativa (voy a ceñirme al problema de mi organismo, con mis proveedores),  la falta de visión integral y radical del servicio de contratación como algo que sirve para entregar mucho más valor neto (valor entregado – valor recaudado) a la sociedad (ciudadanos y empresas) a través de una coherente y honesta intermediación de las administraciones públicas entre proveedores y el presupuesto de gasto (impuestos).

  1. Incomunicación apática

La falta de claridad en los objetivos, la falta de comunicación tanto a nivel interno como a nivel externo, la falta de cooperación entre organizaciones e instituciones y con el mercado lleva a que este servicio sea uno de los peores considerados por los ciudadanos. La percepción y la realidad son siempre diferentes.

  1. Falta de compromiso

Todos los departamentos implicados desde dentro de las administraciones funcionan como silos que no tienen en cuenta, normalmente, el resultado final. Solo tienen en cuenta el resultado especulativo de sus límites. Y eso no consigue romper la inercia de la contratación habitual seguirá el mismo camino que lleva y no será posible innovar. “Hay pocas cosas que no podamos hacer juntos, pero no hay casi ninguna que pueda hacer solo”.

  1. Desaliento galopante

El liderazgo que se necesita es un liderazgo que tiene que tener autoridad y responsabilidad para llevar a cabo la transición. No es un liderazgo encerrado o motivador dentro de los límites impuestos por las estructuras que ya no sirven. Es un liderazgo distribuido y que permite que cada uno de forma coordinada de lo mejor de sí mismo para conseguir el bien común.

  1. Falta de creatividad

El eterno retorno al procedimiento en contra de los resultaos nos lleva una y otra vez a obviar soluciones creativas que no están (no pueden estar) en los estantes de los organismos. Son nuevas. Son distintas y se aplican a un formato digital desconocido.

  1. Cómoda complacencia

Que suele venir de todos los rankings en los que estamos y que nos dicen que somos excelentes.  Somos geniales somos muy buenos, pero la corrupción y el despilfarro campan por sus respetos sin que ningún ránking de administración electrónica pueda quitarnos el sonrojo de ir cada vez peor en esto de la trasparencia y la igualdad de trato.

Reflexión final

No sé si algún lector coincidirá sobre la comisión de alguno o de todos estos pecados en la transición a la contratación pública electrónica y sus consecuencias a la hora de conseguir los resultados que esperamos de este servicio. En los comentarios lo podemos discutir.

Pero al fin y al cabo esta solo es una visión parcial y personal de lo que podría haber sido y aún no es.

Espero que con mucho esfuerzo y las virtudes que contrarrestan estos pecados (virtudes que me consta que muchos agentes del servicio de contratación tienen), podamos ver pronto el resultado de un esfuerzo que tendrá que ser grande y mantenido en el tiempo.

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