Ecos de la Jornada de Contratación Pública en el INAP.

 

(Esta es una entrada de opinión)

Ha pasado una semana, y supongo que todas las noticias y eventos que siguen sucediéndose alrededor de la contratación pública  ya empiezan a difuminar los recuerdos de las Jornadas de Contratación Pública en el INAP.

Antes de que sus “ecos” se extingan,  me gustaría dejar escritas mis propias reflexiones personales de las Jornadas para poder volver a ellas, no solo con lo que vaya quedando en la memoria sino también con el apoyo del texto escrito. Afortunadamente, Guillermo, ya se ha encargado de organizarnos la memoria (¿eterna?) poniendo a disposición los videos y presentaciones de las jornadas (aquí tenéis el enlace). Pero aun así creo que será bueno fijar algunas de estas reflexiones y sentimientos que han surgido para utilizarlas de forma automática en nuestro discurso habitual.

Como sabéis las jornadas estaban divididas en 2 días:

  • La del primer día era un jornada dedicada a los cambios normativos que las nuevas directivas van a traernos. De esta jornada, los recuerdos más vivos son las presentaciones alrededor de los criterios sociales y la visión estratégica de la contratación pública.
  • La jornada del segundo día estuvo dedicada a la contratación pública electrónica. Que aparentemente es el mismo “perro” con distintos “collares”. Lo que pasa es que nos cuesta mucho aprender a utilizar estos nuevos “collares”. Es decir esta vez el “collar” si ha cambiado al “perro”. Sigue siendo, en esencia, el mismo “perro” pero no actúa de la misma forma ni obedece a las mismas órdenes….y va a seguir «trasformándose» gracias al «collar».

Mis reflexiones y sentimientos.

En la parte jurídica, recuerdo claramente, la visión de que ante una ingente cantidad de nuevas normas, algunos de los responsables, han optado por generar más normas. Es como una huida hacia adelante: dado que no voy a poder cumplir con las normas actuales, voy a generar más normas.

De esta primera jornada, hay una sensación que no termino de quitarme de la cabeza, y es muy personal: no vamos a cumplir los plazos de transposición, no vamos a cumplir los plazos de puesta en marcha, no vamos a cumplir la ley, no vamos a hacer los deberes….. pero aparentemente no le preocupa a casi nadie.  Insisto es una percepción y me gustaría comprobar que estoy equivocado. Me gustaría poder cambiar esta sensación.

De la segunda jornada, la sensación es un poco más agria. Quitando mi charla, porque no puedo ser juez y parte, escuche y sentí demasiada complacencia. Me explico. Llevamos más de 10 años de retraso y había personas que alababan nuestras actuaciones. Presentamos cosas que otros, en una situación similar a la nuestra, llevan haciendo años. No vi atisbo de ninguna preocupación por la falta de coordinación para la implantación de la contratación pública electrónica. Apenas fue mencionado por Guillermo en una o dos ocasiones, pero no hubo ningún movimiento reseñable en torno a este asunto.  Yo considero que es crucial, y veo que los posibles responsables de esta coordinación están en otros asuntos. Es muy preocupante.

Por la tarde en la mesa redonda, hubo un debate sobre si los productos y servicios tienen que ser públicos o privados. Para mí este debate es inútil, pero os dejo mi opinión: Hay personas cuyas instituciones, utilizan software privativo de forma intensiva y sin embargo condenan modelos similares en la contratación. Es la máxima incoherencia, expuesta como virtud. Es como si quisiéramos que la industria extranjera triunfara con un modelo que nosotros alimentamos con nuestros impuestos,  pero no queremos que nuestra industria propia prospere. No le veo el beneficio por ningún lado.

Mi opinión en este sentido, y dejando claro que aunque trato de ser coherente, no siempre lo consigo, es que la administración pública tiene que asumir y desempeñar funciones que no puede hacer el sector privado. Y que aunque en algún momento puede asumir funciones que no son específicas suyas (hacer software, mantenerlo, “comercializarlo, evolucionarlo, distribuir productos y servicios de tecnología….), no puede en ningún caso dejar de hacer lo que solo puede hacer la administración. En el caso que nos ocupa, la administración no puede eludir la función de coordinar a todas las administraciones y generar una arquitectura viable y sostenible, que entienda el objetivo final (el mercado único), y un ecosistema que permita que la transición al formato electrónico y la posterior transformación de la contratación pública pueda realizarse de forma óptima. Podríamos pensar que el sector público dispone de presupuesto aparentemente infinito para hacer software, y que aunque hay nula o poca rendición de cuentas, esa es la mejor vía para conseguirlo, pero la realidad es que ya vamos diez años tarde. Hay que ser perseverante, pero no contumaz.

Estas son las cosas que se me han quedado en el recuerdo, y en las que me gustaría seguir trabajando para conseguir que el sector público de mi nación y sus proveedores consigan un mejor marco de relación y colaboración. Es una necesidad, porque el volumen y la función de compras del sector público pueden y deben ser una palanca de productividad y competitividad que nos ayude a hacer sostenible nuestro modelo de estado.  Y esto no es función solo del sector público. Es una responsabilidad en la que deberíamos de colaborar todos, cada uno desde sus responsabilidades propias, asumiendo los riesgos y consecuencias de sus decisiones.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.