Hace algunos años, asistí a una conferencia en ESADE sobre los retos adaptativos de las organizaciones, inspirada en Ronald Heifenz y que detallé en su día en esta entrada del blog
En aquella conferencia, pregunté, si las personas que asumían y lideraban el cambio en la organización tenían o podían esperar alguna recompensa o reconocimiento. La respuesta fue que normalmente los lideres que impulsan el cambio suelen ser atacados y denostados de forma cruel y contumaz.
El ejemplo que pusimos en la conferencia fue el de Jesucristo que lideró un cambio colosal pero removió el equilibrio de poderes establecido y finalmente le crucificaron. Un ejemplo extremo, pero que visualiza claramente como las fuerzas contrarias a los cambios pueden unir voluntades que de otra forma permanecerían separadas.
Los cambios, si son fundamentales, y la transición a la contratación publica electrónica lo es en muchos sentidos, no suelen ser realizados en entornos pacíficos y sin resistencias. En nuestro caso la obligatoriedad del formato electrónico, supone un aliado, pero tampoco hay que fiarse en exceso. Habrá y hay mucha resistencia.
Es verdad, por tanto, que la obligatoriedad ayuda, pero los cambios tan disruptivos que va a traer la transición a la contratación pública electrónica en las organizaciones de la administración pública van a generar muchas tensiones entre las personas que lideran y que soportan estos cambios. En mi opinión, los líderes de los cambios tendrán que ser muchos y los que soporten los cambios serán muchos más y no todos van a estar de acuerdo en como se hacen las cosas y en quién y cómo se asumen las consecuencias de dichos cambios.
Para tratar este “espinoso” asunto, Eugenio Molini, ofrece un taller para ayudar a las personas con una vocación a prueba de “amargos cálices” que quieren mejorar las organizaciones en las que sirven. Que creen, en este caso, que una contratación pública es una herramienta en manos de la sociedad para reequilibrar los desequilibrios del mercado y fortalecer la justicia y la igualdad en base a méritos.
En este taller se ofrece, a quienes se consideren Agentes de Transformación Intencional, la oportunidad de desarrollar su capacidad de manejar la vergüenza, el orgullo y la vulnerabilidad (las propias y las ajenas) así como un mapa que les permita promover y facilitar el proceso de cambio en el campo formado por estas fuerzas. Algunos de los hitos en este mapa son:
- La naturaleza de las dos vergüenzas: la sana y la tóxica. Reconocer y gestionar reacciones de vergüenza
- La diferencia entre vergüenza y culpa, … y el papel de la Empatía.
- La alianza entre la vergüenza y la ira, tan difícil de manejar.
- Distinción entre el auténtico orgullo y la tóxica arrogancia. Reconocer y manejar reacciones de orgullo.
- Reconocer, sostener y gestionar la propia vulnerabilidad, … y la de los demás.
- El camino hacia la sanación de la vergüenza y la arrogancia: la compasión.
Creo que este taller puede ser recomendable para todos aquellos que quieran o tengan que hacer la transición al formato electrónico de la contratación pública. Una transición que no será fácil y que seguramente se lleve por delante muchas vocaciones y buenas intenciones de buena gente que lo único que quiere es servir mejor a su comunidad. Pero también las resistencias, legítimas, de personas que no tienen por qué entender o aceptar de buen grado, cambios tan profundos. Sobre todo si no se explican bien.
Mucha suerte y todo mi apoyo a todos aquellos (muchos)que lo intenten, y a todos aquellos (muchos más) que tengan que «sufrir» en carne propia esta transformación. Estoy seguro de que de alguna forma u otra lo van a conseguir. Aunque (ambos) tengan que probar el sabor “amargo del cáliz de los cambios”.