El 15 de enero el Parlamento Europeo aprobó, casi unánimemente, tres directivas relacionadas con la contratación pública de bienes y servicios por parte de los estados miembros de la Unión Europea.
Podríamos pensar que es un cambio legislativo más, uno más de la larga lista alrededor del servicio de contratación pública que mueve casi el 20 % del PIB europeo. Pero, en mi opinión, ha sido un cambio mucho más profundo. Representa un cambio trascendental.
Un cambio de calado.
Es el cambio que introduce, a través de la imposición jurídica, la necesaria innovación en la forma de gestionar el presupuesto de compras en toda la Unión. Y ese cambio fundamental es el que representa la obligación de utilizar el formato electrónico en las relaciones con el mercado. Es decir, el que obliga a las administraciones a relacionarse en formato electrónico con los licitadores y proveedores: Anuncio, Pliegos, Ofertas y Facturas. Habrá un periodo de adaptación para que todos los estamos miembros de la Unión los hagan de forma electrónica.
No vamos a comentar con detalle las razones del cambio (los por qués). Las hay y son bastante obvias. Sólo vamos a tratar de identificar dos elementos importantes alrededor de estas razones para obligar al formato electrónico:
– Digitalización de todos los sectores productivos en lo que llamamos economía digital. Lo que implica que la estrategia de la economía industrial no puede aplicarse a las organizaciones de la economía digital (ni públicas, ni privadas). Las organizaciones en la economía digital tienen otros elementos en los que basar su estrategia.
– Globalización que implica que no hay barreras geográficas a la competencia, eso significa que las empresas compiten con otras empresas sin el obstáculo de las fronteras y por tanto todos los factores de competitividad influyen: sociales, laborales, administrativos, de formación…. Son las sociedades las que compiten unas con otras. Y son las empresas, los sujetos donde esa competencia se materializa. Las empresas que triunfen en la globalización pagarán impuestos en el territorio donde radiquen. Y ese territorio estará ganando así “todas las batallas”. La administración como formadora y co-protagonista del entorno es parte crucial de esta competitividad. Se compite en primer lugar contra uno mismo, para mejorar de forma continua. Y luego contra todos los demas.
El nuevo escenario
Pero este cambio, que representa una trasformación profunda del servicio de contratación, introduce un elemento que nunca es neutral: La tecnología de la información.
La industria de la tecnología de la información no se caracteriza por entregar valor de forma fácil o siguiendo de forma razonable los planes establecidos, dentro del presupuesto acordado, con el alcance definido y entregando los resultados en el plazo estimado. No. Ese no es el panorama habitual. El 75 % de los proyectos de tecnología de la información fallan y el 25 % se abandonan (pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo).
Por otra parte las administraciones, el sector público en general, no se caracteriza por su tendencia a la innovación. Más bien todo lo contrario. Es palmaria su aversión al riesgo y su generalizada dificultad en tomar o sacar adelante iniciativas en cambios para mejorar. No hay, aparentemente, una cuenta de resultados que permita a los líderes del sector público, justificar cambios que comportan sacrificios personales a todos los niveles y sacar a la organización de su zona de confort: el procedimiento legal.
Pero las nuevas directivas sancionan el formato electrónico como de obligado cumplimiento, y esto nos posiciona en otro ámbito de decisiones: el formato electrónico es obligatorio. Y por tanto hay que emplear la tecnología de la información: si o si.
¿Que tenemos por delante?
Los principales pasos que tenemos que dar los distintos protagonistas de esta trasformación para alcanzar ese nuevo estado que llamaremos contratación pública electrónica son los siguientes:
- LA LEY: Una transposición de las directivas comunitarias al ordenamiento jurídico nacional. Esta es la piedra de toque porque la tecnología va a utilizar esta transposición como los requerimientos elementales de los sistemas de información que se desarrollen.
- LAS PERSONAS: Una capacitación y formación en el formato electrónico de los agentes que intervienen en la gestión de la contratación tanto en las administraciones como en las empresas.
- LOS SISTEMAS: La generación de entornos interoperables que eviten el efecto torre de Babel , o segmentación tecnológica, normalmente a través de certificaciones de sistemas u homologaciones. En la parte en la que los sistema tienen que ser interoperables. Esto está ya definido y en vías de las pruebas de aceptación.
- LAS INSTITUCIONES: La gobernanza de todos los elementos coordinada en todos los territorios de España y en coordinación y colaborando con las autoridades europeas, en este caso la Comisión Europea.
- LAS ORGANIZACIONES: El liderazgo transformador que tiene que estar apoyado en cada organización, de forma cooperativa. Es decir todos los departamentos en administraciones y empresas que tienen relación con la contratación, tienen que liderar el cambio. Un cambio que supondrá a veces cambios en las estructuras organizativas de poder y por supuesto en los procedimientos. El procedimiento actual esta basado en el formato papel y el formato electrónico no tiene nada que ver con el formato papel por tanto el procedimiento habrá de transformarse. Seguramente hasta hacerse irreconocible. El procedimiento electrónico no podrá ser un remedo del procedimiento en papel. (Éste es una error en el que perseveramos obstinadamente). Pero a su vez, no podremos definir el procedimiento electrónico sin conocer y experimentar las características del formato electrónico.
- LOS PROVEEDORES. Proporcionar los productos y servicios que se nos demanden para ayudar a conseguir el objetivo de un mercado único de contratación pública electrónica, asequible, interoperable y transfronteriza.
¿Cuáles son los resultados?.
Todas las organizaciones tienen el objetivo principal de crear valor en una sociedad globalizada y digitalizada, con unos recursos y asumiendo riesgos. En el sector público el valor es el de vertebrar las relaciones de la sociedad utilizando las normas. Los recursos son los impuestos recogidos de la actividad privada, y los riesgos hacerlo mal y no conseguir el valor esperado y necesario, impidiendo así, la competitividad en un mundo global, de la sociedad a la que representa dicho sector público.
Cuando introducimos tecnología de la información el mayor error de todas las organizaciones públicas y privadas consiste en pensar que son las tecnologías de la información las que aportan el valor. La tecnología de la información es el recurso fundamental. Y no es así. Son las personas, apoyadas por una estructura coherente y razonable, las que capacitadas para utilizar y utilizando las tecnologías de la información de forma adecuada, consiguen aportar mayor valor, minimizando así los riesgos que supone ser opcional. En una compañía privada ser opcional supone no tener ingresos y desaparecer. En una organización pública ser opcional supone ser una rémora para la sociedad a la que sirve.
Como se visualiza el valor de la contratación pública electrónica.
Sin querer entrar en la ciencia ficción, sino solo en el proceso de análisis de que nuevos escenarios producen y los cambios que introduce la tecnología de la información en la contratación pública, creo que podemos visualizar el valor con dos áreas de actividad:
– La profesionalización del servicio de contratación. Pasar de un procedimiento de derecho administrativo, a un proceso de generación de valor, y diseño y ejecución de políticas públicas. Comprar mejor y tener una herramienta de política económica, que representa una palanca productiva y de competitividad de primer orden. Perfecciona el mercado de proveedores.
– La capacidad de entender y analizar TODOS los datos de contratación en las dimensiones de GESTIÓN, COMPRAS, INNOVACIÓN, MEDIO AMBIENTE, INCLUSIÓN SOCIAL. Es decir, que Europa y los Estados Miembros, tengan a su disposición, sin un coste adicional, todos los datos del 20 % del PIB que se mueven en las compras públicas de la Unión Europea. En tiempo y forma.
Este último punto es, en mi opinión, el verdadero valor a entregar por parte de la tecnología de la información. Pero este valor siempre se entrega a través de las personas que usan la tecnología de la información en el servicio de contratación pública. La tecnología es un coste que las personas saben (si quieren) transformar en valor de forma exponencial.
La conclusión: quién entrega el valor.
El valor aportado por la tecnología de la información a la contratación pública lo entregan las personas utilizando la tecnología de la información. Esta tecnología debe estar bien definida, diseñada, construida, implementada y soportada para atender a las funciones para las que ha sido requerida.
Para que la tecnología de la información entregue valor en los procesos de transformación, tal y como nos dice Jon Thorpe en su entrada “La economía digital y la parálisis en la entrega de valor por parte de IT”, hay que repetidamente hacerse las siguientes preguntas por parte de los altos responsables de cada organización:
- ¿Estamos haciendo las cosas adecuadas? (Estrategia)
- ¿Estamos haciéndolas de la forma adecuada? (Gestión)
- ¿Estamos consiguiendo hacerlas bien? (Calidad)
- ¿Estamos alcanzado los resultados esperados? (Valor)
Hay muchas probabilidades de que la transición a la contratación pública electrónica cueste más presupuesto del necesario, no consiga el alcance que se le pide y tarde más plazo del necesario, pero si eso sucede, no será por ignorancia o por falta de medios, será por negligencia. La nuestra.
Si no conseguimos entregar el valor que hemos definido será sólo culpa nuestra. Si lo conseguimos será gracias a nosotros y al uso adecuado de la tecnología de la información.
Me parece un resumen brillante y conciso que enfoca el problema de la implantación de la contratación pública electrónica.
Yo también lo entiendo así. Es un problema que parte de las personas de la organización, de la falta de estrategia y de la mala gestión.
Pero todos estos problemas son «convergentes», tienen solución, si se aplica esfuerzo, motivación y liderazgo: periférico desde los «bordes» de las organizaciones, y también jerárquico, desde lo más alto de las organizaciones.
En la transición tenemos que pasar de un sistema complicado (el actual) a un sistema complejo (el que va a estar presente en la transición) para pasar, espero, de nuevo a otro sistema complicado. Los sistemas complejos tienen una dinámica distinta de los sistemas complejos y una forma de operar distinta. Eso es lo que tenemos que entender todos. Creo.