Hace unos días que se han puesto a disposición de los interesados para su revisión pública, los documentos que explican los estándares de CEN BII fase 2 (Centro Europeo de Normalización, Interfaces Interoperables para el comercio).
Hemos comentado en este blog que estos estándares son la base fundamental, la piedra angular, sobre la que se construye la interoperabilidad de la contratación pública electrónica. Si queremos hacer un mercado único en Europa, y para ello queremos utilizar la contratación pública como palanca, excusa, objetivo… lo que queramos, necesitamos estándares que permitan disolver la actual torre de babel que es la contratación pública electrónica europea y por extensión, la española (que tiene los mismos problemas pero en proporción 10 a 1).
Existen más de 350 plataformas en toda Europa que realizan de un modo u otro y con distintos alcances alguna o todas las funciones de la contratación pública en formato electrónico: Archivo, Relación, Tramitación y Explotación de datos. Estas plataformas no han utilizado en su mayoría los estándares CEN BII (se centran eminentemente en la relación electrónica con sus dos grandes apartados pre-adjudicación post-adjudicación), bien porque aún no existían (licitación en la pre-adjudicación) o bien por que no tenían la madurez o aceptación necesarias (factura electrónica en la post-adjudicación). Pero por favor, no malinterpreten mis palabras, el problema no es la existencia de 350 plataformas (competencia muy útil y sana) sino su falta de interoperabilidad (fragmentación suicida para todos, también para las plataforma porque no pueden competir ).
Conocer y utilizar estos estándares es responsabilidad de los desarrolladores de las plataformas y exigir su utilización es obligación de las autoridades de contratación que implanten estas aplicaciones para realizar la transición al formato electrónico por obligación o por necesidad. Y es conveniencia delas empresas sobre todo las PYMES de aplicarse con esmero en la comprensión y utilización de las herramientas que permiten el intercambio electrónico de mensajes y documentos en el servicio de contratación pública.
Hay otras herramientas e iniciativas que deben ser conocidas:
– PEPPOL red pública de contratación
– E-certis de entender y presentar certificados para cumplir los criterios de selección en distintos estados miembros.
– VCD generación del dossier virtual de compañía (el sobre administrativo) algo con lo que nuestros registros electrónicos de licitadores debería de coordinarse para estar presentes e influir en la tendencia del Pasaporte de contratación
– Open e-Prior para la reutilización de componentes que permitan a las administraciones no empezar desde cero.
pero aunque también son muy importantes conocer y aplicar los estándares CEN BII es fundamental. Los estándares son la forma en la que hemos decidido que nos vamos a entender entre todos alrededor del servicio de contratación pública (el motor que mueve el 20% del PIB europeo), la lengua franca de la contratación pública electrónica. Ahora toca deshacer la torre de Babel. Cuanto antes empecemos, antes obtendremos las recompensas (ciertas y verificadas) del esfuerzo de hacer la transición a la contratación pública electrónica asequible, interoperable y paneuropea.
Pero no quiero dejar pasar la ocasión para destacar, lo que en mi opinión es, la esencia de la cuestión. Lo que quiere hacer Europa es transformar el servicio de contratación pública para que sea una palanca de productividad y competitividad, con opciones para diseñar y ejecutar políticas alrededor del 20 % del PIB europeo, dejando de ser un mero procedimiento administrativo burocrático. Para esta transformación necesita el formato electrónico y las tecnologías de la información. El formato electrónico tiene que unir no fragmentar y las tecnologías de la información tienen que trasformar no despilfarrar. Este formato electrónico, por tanto requiere interoperabilidad en base a estándares y las tecnologías requieren el uso en base a experiencias. Sin estándares no hay trasformación, no hay palanca porque el servicio está fragmentado. No hay (ni habrá) uso en un entorno fragmentado porque nadie puede aprender 350 formas distintas de relacionarse entre compradores (administraciones públicas) y vendedores. A veces hay que decir lo obvio para entender lo urgente.