La contratación pública tiene que transformarse a través de la convergencia de la tecnología y la analítica.

No hay muchas dudas sobre el hecho de que la transformación digital de la contratación pública tiene que producirse por el interés general. No hay otra forma de conseguir la eficiencia y la capacidad estratégica que se le demanda jurídica y socialmente al servicio de contratación.

Pero antes de la trasformación digital de la contratación hay que llevar a cabo la digitalización del servicio de contratación.

La digitalización no aporta el mayor valor. El mayor valor será aportado por la transformación digital de la contratación pública. Esta trasformación se producirá a través de la convergencia del buen uso de la tecnología adecuada que permitirá la eficiencia en las transacciones junto con la analítica que permitirá la toma de decisiones basadas en datos.  Esta convergencia deberá proporcionar al servicio de contratación la capacidad de conocer en tiempo real el resultado de las decisiones de compra, y aportar la agilidad transaccional necesaria para variar la estrategia y la operativa.

Las dudas surgen si seremos capaces de hacerlo bien y pronto. Ya vamos tarde.

Si las directivas de contratación pública nos hablan de eficiencia y estrategia, está claro que con el formato papel y estadísticas de hace tres años no lo vamos a conseguir.

La tecnología y la analítica son los elementos que, incorporados de forma adecuada van a permitir tener sistemas integrados (personas y tecnología) capaces de contratar con agilidad y datos suficientes como para obtener el mejor resultado posible del presupuesto de contratación. Y eso lo harán las personas empoderadas por la tecnología y la analítica.

Del mismo modo, los datos obtenidos tanto de la propia contratación como del mercado y del proceso mismo de aprovisionamiento, nos darán perspectivas, y predicciones suficientes como para que las compras sean mucho más eficientes.

Pero, esto no es el futuro. Esto es algo que ya está aquí. Si la inteligencia artificial ha sido capaz de identificar sin un solo fallo quienes iban a ser los ganadores de la gala de los Oscar de este año 2018, y ya es capaz de incrementar la productividad de los de forma notable (lean los artículos de Enrique Dans en este enlace y en este otro), algunas preguntas que nos surgen son las siguientes:

  • ¿porque la función pública no puede identificar cual es el mejor procedimiento y los mejores criterios de selección y adjudicación?
  • ¿quien es el mejor proveedor en cada momento según las necesidades que tiene el sector público?

y sobre todo

  • ¿Por qué no puede conocer la predicción de que resultados se van a obtener con la compra (presupuesto)?
  • ¿por qué no se puede verificar una vez ejecutado el contrato cual ha sido el resultado final (por aquello de aprender y mejorar)?.

Pero para conseguir las respuestas con la analítica hay que prepararse, desaprender la vieja forma de contratación y aprender la nueva. Esta nueva forma de contratar tiene mucho de la anterior pero tiene muchas cosas nuevas. Y tenemos que incorporarlas. Y no pensar que los programadores van a solucionar el problema.

La tecnología hay que dirigirla para que ofrezca los resultados que el negocio propone. Pero el negocio tiene que entender que es lo que puede pedirle a la tecnología y a la analítica para obtener esos resultados. Esto nos lo cuenta bien Xavier Ferras en su última entrada “El management disruptivo”.

La agilidad y la eficiencia en las transacciones es algo que ya está entre nosotros hace mucho tiempo. La analítica y la inteligencia artificial es algo que vamos a tener que entender y manejar para conseguir una contratación pública mejor. Si tienen curiosidad lean este artículo sobre qué esperamos de la inteligencia artificial para este año 2018 y apliquémoslo a la contratación pública.

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