Creo que es importante empezar con una aseveración que yo considero cierta: “Para hacer la transición a la contratación pública electrónica cada organización necesita una estrategia adaptada a su propia situación y objetivos, pero ninguna estrategia vale nada sin una adecuada ejecución”.
Como es lógico, la estrategia solo puede ser efectiva si la ejecución es efectiva. Es decir ninguna estrategia resiste el embate de una cultura en contra. La ejecución de cualquier estrategia pasa por un alineamiento organizativo. Solo si la organización quiere, la estrategia se ejecuta adecuadamente, y si la estrategia está bien diseñada se obtendrán los resultados previstos.
Esta gráfica del blog de torbenrick es bastante ilustrativa.
Como vemos en la figura, hay una doble vía necesaria a partir de la misión, visión y valores para alcanzar los resultados propuestos. Esta doble vía marca la ruta estratégica que hemos de diseñar por un lado y por el otro lado el apoyo de la cultura imperante para obtener los comportamientos idóneos para que lla organización que alcancen los resultados. Es la vía del comportamiento.
Si hacemos la analogía con un viaje, la estrategia tiene como encargo el diseño de la ruta, por donde, como, cuando y con quién vamos a ir, y la cultura tiene la aportación de saber que comportamientos debemos conseguir y mostrar en la cultura para alcanzar los resultados. Es decir el alineamiento organizativo con la estrategia es la única vía para alcanzar los resultados que queremos obtener.
Si ponemos esto en clave de la transición a la contratación pública electrónica, tenemos que ser absolutamente conscientes que esta transformación no tendrá lugar de ningún modo sin un alineamiento organizativo que consiga los comportamientos necesarios para ejecutar la estrategia. Luego la estrategia será o no la adecuada pero sin este alineamiento organizativo, importa poco porque no se van a conseguir ningún resultado.
Esto es algo que hay que considerar muy seriamente en la transición al formato electrónico de la contratación pública, donde el derecho administrativo y la forma de hacer en papel tiene una fuerza en la cultura imperante que impide que afloren los comportamientos necesarios para que la estrategia de la transición pueda ejecutarse. Y sin una buena ejecución, la estrategia no vale nada, porque no alcanza los objetivos.
En general, normalmente nos movemos por la parte estratégica de la ruta. Y olvidamos la parte cultural del comportamiento, la comunicación y las prácticas. O traducido a términos de tecnología nos centramos en la entrega de productos y servicios , y nos olvidamos del correcto y adecuado uso del software, que es lo único que produce valor.
Las comunidades de práctica internas son las que pueden (y en mi opinión deben) soportar este espacio de comunicación y buenas prácticas sobre el formato electrónico, para que la cultura sea capaz de incorporar los usos y costumbres que el formato electrónico trae consigo.
Por tanto y para terminar creo que la aseveración del principio debería quedar como sigue:
“Para hacer la transición a la contratación pública electrónica cada organización necesita una estrategia adaptada a su propia situación y objetivos. Considerando que ninguna estrategia vale nada sin una adecuada ejecución, es necesario el alineamiento organizativo que se puede provocar y producir a través de una comunidad de prácticas»
Estas comunidades de prácticas permiten compartir, información, conocimiento y experiencias, de forma que se puede alcanzar de forma óptima la autonomía y competencia en el formato electrónico de todos los agentes que intervienen en la contratación pública”.