Todo apunta a que el mundo de la contratación pública, tal y como lo conocemos, toca a su fin. Se acaba.
La nueva ley va a rematar el mundo de la contratación pública actual y va a generar uno nuevo. O al menos eso nos parece a algunos. El nuevo mundo de la contratación pública va a ser un mundo digital en consonancia con el mundo que nos rodea.
No. El mundo digital tampoco es perfecto. Es decir, habrá que seguir inventando mundos nuevos. Pero vamos paso a paso.
Los mundos no se mueren solos, ni se mueren en paz. Tal y como podemos ver en otros entornos y nos recuerda Juan Carlos Casco en su entrada Mi mundo se ha muerto, Nuevos mundos y espacios de poder.
También nos dice que hay varias estrategias personales (diferentes de las estrategias institucionales y organizacionales) para enfrentarse a los mundos que vienen y van. Y nos relata que al menos tres son las estrategias personales más habituales:
- Resistencia y oposición (luchar contra el cambio: no aceptarlo).
- Reformista (hacer pequeños cambios pero sin saltar de mundo: aceptar a regañadientes).
- Disruptiva (cambiar con el cambio: abrazar el nuevo mundo y fluir con él).
Creo que la nueva ley de contratos del sector público no favorece mucho las dos primeras opciones de cómo enfrentarnos individualmente a este nuevo mundo. Y por tanto, es posible que salgan algunas corrientes de rechazo generalizado al nuevo mundo de la contratación. Pero la tendencia más probable será, creo, la disruptiva. Sobre todo porque todo apunta a que los ciudadanos están generado una opinión publica de rechazo tanto a la clase política como a las instituciones ineficientes que han permitido llegar a este estado de cosas.
Todos los nuevos mundos requieren nuevas formas de hacer. Y esos nuevos modos, parece que van a ser digitales. Y por tanto nos van a requerir a nivel individual que aprendamos rápido las nuevas formas digitales de relacionarnos y de actuar.
Y es verdad que habrá mucha tecnología, pero lo que habrá realmente será la necesidad de aprender y de aprender muy rápido y si es posible barato. Cómo comenta Javier Martinez Aldanondo en su revista Catenaria, “Aprender sin hacer no es aprender”. O dicho de otra forma solo se aprende haciendo. No vivimos en la sociedad del conocimiento, vivimos en la sociedad del aprendizaje (continuo y rápido) como nos recuerda José Antonio Marina.
Y ahora nos toca a todos aprender a hacer, haciendo. Y eso significa fundamentalmente digitalizar la contratación pública aprendiendo a utilizar y a sacar el máximo provecho al formato electrónico en todo el ciclo de vida del proceso de contratación en cualquier organismo público.
O lo que es lo mismo, documento, firma, expediente, notificación y registro electrónico, pero también relaciones electrónicas con los proveedores (publicación, oferta, contrato, pedido, factura, pago), archivo y custodia electrónica de documentos, junto con la ineludible seguridad electrónica.
Pero, sobre todo, y en mi opinión, el verdadero nuevo mundo viene de la mano de la explotación de los datos de la contratación.
Los datos siempre tienen un uso primario y transaccional (pagar una factura) y un uso secundario y estratégico (como, cuando, de quién, …. estoy recibiendo las facturas de mis proveedores).
Ese uso secundario estratégico de los datos es el que va a generar el nuevo mundo de la contratación pública. A los gestores de la contratación es probable que no les llame mucho la atención este uso secundario de los datos, pero los políticos, las empresas y los ciudadanos, individual y colectivamente van a demandar, y mucho, este tipo de servicios basados en la transparencia y en la analítica (big data e inteligencia artificial aplicada a la contratación pública).
Ese, quizás, podría ser el nuevo mundo de la contratación pública, al que nos vamos a enfrentar individualmente. Lo digital solo es un medio, muy potente si se usa bien, y un inconmensurable despilfarro si se usa mal. Y la probabilidad de usar mal lo medios digitales en la contratación pública es muy alta. (No tengo referencias aún de que haya un PLAN NACIONAL DE IMPLANTACIÓN DE LA CONTRATACIÓN PÚBLICA ELECTRÓNICA).
Pero no hay que engañarse, ni va a ser fácil ni vamos a dejar de ver a todos los poderes y a los individuos que los detentan, queriendo renovar sus privilegios con reformas para que nada cambie. Porque los cambios de mundo traen cambios de poder y hay muchos individuos que van a querer que todo siga igual, aunque sea a costa de prolongar la agonía de un mundo insostenible (lo han dicho este año en Davos).
Sigo preparando la entrada sobre tecnología y contratación pública, pero me ha parecido que mucho antes de la tecnología están las personas y su (nuevo) mundo.