El código (aún no) es la ley en la contratación pública electrónica.

 

 

Impresiones sobre el III seminario del Observatorio de  Contratación pública en Formigal

 

Guillermo Yáñez, creador y administrador de la comunidad de prácticas de contratación pública ha hecho una reseña en el Observatorio de Contratación pública sobre el seminario. En esa misma dirección podéis descargar las ponencias disponibles.

 

El seminario ha tratado los siguientes temas: 

 

–          El nuevo paquete legislativo europeo en materia de contratación pública

–          La simplificación de la contratación pública

–          La contratación pública en el ámbito sanitario de las mutuas.

–          La tutela de los licitadores y la doctrina de los órganos de recurso especial

–          La administración local y la contratación pública: Reflexiones y propuestas de reforma.

–          La influencia de la crisis económica en la ejecución de los contratos públicos. Prácticas y propuestas.

–          Presentación del Observatorio de contratos públicos 2011.

 Impresiones y Reflexiones sobre el seminario.

 

–          “El código es la ley”, tal y como escribió Lawrence Lessig en su famoso libro “El código 2.0”  en el que auguraba una integración entre el mundo jurídico y el mundo de las tecnologías de la información. Esta frase se ha verificado en muchos sectores (banca, industria, turismo…), sin embargo, en la contratación pública esto aún no parece que se haya hecho realidad (aún). Pero  me cuesta pensar en otro método mejor (¿único?) para dar respuesta adecuada a todos los retos de la contratación pública que se han esbozado en el seminario, y que vienen siendo invocados desde hace muchos años, con más voluntad que acierto: simplificación, flexibilización, agilidad, trasparencia, concurrencia, productividad, …. Que las tecnologías son el medio para alcanzar estos objetivos me resulta tan obvio, que en ocasiones creo que me debo estar equivocando y el “que va en dirección contraria soy yo” (y el resto de las administraciones europeas). Ya está asumido por todos que la transición al formato electrónico, no es tan fácil como pudimos pensar en un primer momento.

–          La transición al formato electrónico de la contratación pública, no ha sido un tema prioritario en este seminario, y con la crisis encima, según opiniones recabadas, lo será aún menos.  Yo sigo pensando que en tiempos de crisis un buen control (con tecnologías de la información) de cómo se compra, cuando se compra, con series temporales y estadísticas de compras, con cuales  herramientas que permitan de forma sencilla subastas electrónicas y compras por catálogo de los bienes y servicios más usuales, es  el camino único para verificar el ya famoso más con menos. Sin la tecnología adecuada y correctamente utilizada, esta frase del más con menos, probablemente sea una frase hueca, o un objetivo muy difícil de alcanzar.

–          Ha habido alguna reseña a alguna experiencia poco positiva de transición a la contratación pública electrónica. Sigo creyendo que la transición no es un problema técnico, sino un reto adaptativo y hay que conocer experiencias y trabajar (no hay que inventar nada solo aplicar los estándares: por ejemplo el ISO 38500 del gobierno de las TIC) para alcanzar los resultados. También hay que escoger una adecuada formula de contratación donde se pueda contratar adecuadamente en función de los resultados que se vayan obteniendo. Cada vez es más obvio que los proyectos con entregas en plazos largos (más de seis meses) son candidatos a fracaso. Hay que realizar implantaciones ágiles y que proporcionen retornos de inversión inmediatos. Pasos rápidos, cortos y seguros. Sobre todo seguros.

–          El mundo jurídico y el mundo tecnológico están condenados a entenderse pero no veo (aún) las vías adecuadas. Los dos mundos siguen hablando en su jerga,  casi totalmente ausentes del sentido último de la contratación pública: una palanca de competitividad y productividad que tiene un motor con la potencia del 20 % del PIB de cualquier sociedad moderna (la que está empezando a usar Internet para casi todo) y que debe verificar en cualquier caso el espíritu de la ley: trasparencia, concurrencia e igualdad de trato. Esto si que es un motor. Hay que entender esto. Hay que conseguir ver por encima de todo el ruido procesal, contractual y tecnológico, y establecer objetivos ambiciosos más allá de reglamentos, técnicas y herramientas.

–          Como última reflexión, creo que en próximas ediciones de este seminario, e incluso antes, habría que empezar a abrir la línea de formación y capacitación en la transición a la contratación públcia electrónica. Algo así como: “ la transición a la contratación pública electrónica: estrategias, arquitecturas, técnicas y herramientas que garanticen el éxito”. Sin pontificar, pero compartiendo conocimiento y experiencias. Nos va en ello la utilización económicamente más ventajosa del 20 % del PIB.

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