En esta entrada no trato de identificar que aplicación presupuestaria del capítulo 2 (gastos) o del capítulo 6 (inversiones), hay que utilizar para dotar de presupuesto al proyecto de transición a la contratación pública electrónica. Se trata, más bien, de qué visión queremos darle a la transición a la contratación pública electrónica: una visión de gasto o una visión de inversión, independientemente de cual sea la partida del presupuesto a la que debamos asignar el coste del proyecto. (Probablemente en puridad debieran asignarse partidas de ambos capítulos).
La crónica de una obligatoriedad anunciada.
Todo anuncia a que va a ser obligatorio hacer la transición a la contratación pública electrónica. Esta obligatoriedad conlleva solo algunos de los elementos que serán necesarios si finalmente queremos hacer una contratación pública electrónica de extremo a extremo.
Los elementos que van a ser obligatorios se ha determinado que sean los siguientes:
– Anuncios en portales: TED (DOUE), PLACE(BOE), Perfil de contratante..
– Pliegos en formato electrónico y descargables
– Envío electrónico de ofertas utilizando estándares interoperables
– Facturación electrónica utilizando estándares interoperables
Por una parte, si tratamos de clasificar estos elementos en la clasificación de grandes áreas funcionales que solemos hacer en el blog: A.R.T.E. (Archivo, Relación, Tramitación y Explotación), todos estos elementos funcionales que quieren hacer obligatorios caen dentro del apartado Relación electrónica. La relación que se establece entre el sector público y los distintos operadores económicos (el mercado).
Pero por otra, si hacemos la clasificación tal y como la ha definido CEN BII, vemos que los tres primeros elementos son pre-adjudicación y el último es post-adjudicación. Esto quiere decir que desde la arquitectura de negocio no se deriva automáticamente la arquitectura de sistemas de información. Hay que pensar un poco.
Los objetivos no siempre coinciden.
La clave del éxito, (perdonad la obviedad) siempre consiste en alcanzar los objetivos definidos. ¿Cuales son estos objetivos?. Depende de quién sea el sujeto que los define.
- La Comisión europea. Hay que entender que la Comisión no hace nada fuera de las directrices que haya marcado el Consejo (los estados miembros), y por tanto hay que suponer que los Estados miembros están detrás de estas definiciones de objetivos. La Comisión tiene el objetivo del mercado único de contratación pública electrónica asequible e interoperable. Desde ese punto de vista, los elementos obligatorios que hemos señalado parece que conducen a la consecución de dicho objetivo: el mercado único. Falta el sentir y la visión del mercado: los operadores económicos. Hasta ahora han sido los «convidados de piedra» pero sin ellos, no se conseguirá nada. Y no es suficiente con presuponer el interés de una actividad muy apreciada (las ofertas, ya sabemos que no siempre concurren los mejores, ni siquiera todos los posibles), también hay que contar con alcanzar los requisitos sobre la disposición y el uso de la tecnología suficiente, y la autonomía y competencia de las personas que tienen que utilizarla (las PYMES también).
- Si el sujeto que define los objetivos son las administraciones públicas, es claro que no pueden sustraerse de los objetivos de la Comisión, que por otra parte no tienen la amplitud que deberían tener en relación a lo que se comenta en los documentos de la propia Comisión: «La contratación pública electrónica de extremo a extremo». Es decir, para hacer la transición óptima requerimos la relación electrónica pero los otros apartados que necesitamos para la parte de «extremo a extremo» no los mencionamos:
- La tramitación electrónica, sin la que será muy difícil alcanzar autonomía y competencia en el formato electrónico que va a permitir que la relación electrónica no sea algo esotérico para los funcionarios.
- El archivo electrónico que tiene que ser el pilar donde se basan todas las actuaciones para dotar de transparencia y rendición de cuentas a toda la contratación pública.
- La explotación electrónica de datos, es el elemento sin el que no se puede pensar en el proceso de profesionalización de las compras públicas. La eficiencia planificada y el diseño, planificación, ejecución y ajuste ágil de políticas pública alrededor de la contratación.
Mi reflexión:
Si entendemos la transición como un gasto, trataremos de realizar los elementos obligatorios y pasaremos rápidamente a otra cosa. No conseguiremos que los agentes que intervienen alcancen la autonomía y competencia necesarias para manejar el formato electrónico en todo el ciclo de contratación: «de extremo a extremo». Muy probablemente estaremos haciendo transiciones continuas (como solemos hacer cuando queremos aprender un idioma muy rápido y para ir tirando… ¿les suena lo de aprender inglés… sin esfuerzo?)
Si entendemos la transición como una oportunidad real de generar una palanca productiva entonces deberíamos plantear los siguientes elementos:
- el coste de inversión,
- un plazo lógico en función de una valoración real de donde y como está mi administración y
- un resultado (el retorno de la inversión) que hay que perseguir (la palanca productiva).
La visión depende de cada organización. Una visión orientada a la inversión o un gasto orientado a cubrir el expediente que marca la obligatoriedad. Una forma rápida de identificar los tipos de proyectos y su visión, gasto o inversión, correspondiente es ver si hay una estrategia clara para alcanzar la trasformación real que implica la transición al formato electrónico. Hay que recordar que la estructura organizativa siempre sigue a la estrategia.
Si identificamos cambios organizativos en el horizonte como consecuencia de la trasformación, la visión tiene muchas probabilidades de tener un sesgo de inversión, no solo de presupuesto, sino de cambios organizativos profundos para dar cobertura a la ley que está a punto de aprobarse.
Sé que cubrir el expediente puede ser el objetivo fácil, el que no nos complica la vida, también puede ser el objetivo inicial. Pero creo sinceramente que sin la visión de utilizar la contratación pública electrónica como palanca productiva utilizada para favorecer el interés general de la sociedad, (una visión más en sintonía con la sociedad de la información y el conocimiento), la transición a la contratación pública electrónica se convertirá en algo parecido a los eternos estudiantes de idiomas, que consideran que sin un esfuerzo real se pueden conseguir resultados útiles.