La segmentación del mercado en la contratación pública electrónica.

 Generar un mercado único de contratación pública electrónica paneuropeo no es imposible, pero tampoco es fácil. Hay muchas probabilidades de equivocarse. Tantas como órganos de contratación.  Es un mercado que en la actualidad  tiene una segmentación geográfica y lingüística. La única opción viable de generar este mercado es hacer la transición del mismo al formato electrónico: la transición a la contratación pública electrónica.

Este formato electrónico puede salvar la segmentación geográfica (todo está a un “click” de distancia), y puede ayudar mucho en la segmentación lingüística.  Pero la transición a la contratación pública electrónica representa una trasformación a través del uso de medios electrónicos, que sin la necesaria  interoperabilidad generaría  una segmentación tecnológica mucho más fuerte y cara de solucionar que las segmentaciones actuales comentadas.

Solo el 3% del volumen de la contratación pública actual se realiza de forma transfronteriza, es decir una compañía sin presencia en un estado miembro de la Unión Europea que gana y ejecuta un concurso en otro estado miembro. Un porcentaje ínfimo que no es suficiente para generar una auténtica economía de mercado en la Unión Europea.

Muchos países de la Unión Europea están avanzando hacia la implantación de la contratación pública electrónica. Es una de las metas que la Comisión Europea quiere alcanzar para dinamizar la economía, y forma parte de la el Acta del Mercado Único que se quiere alcanzar.

Hemos visto que la transición al formato electrónico no es sencilla, que debería de tener de forma coordinada y armónica, en función de los objetivos de cada organización, una serie de funciones que deben ser realizadas en formato electrónico. Los hemos etiquetado como el ARTE de la Contratación Pública (Archivo, Relación Tramitación y Explotación de los datos de contratación) todo ello en formato electrónico.

La Relación electrónica, es la que más tiene que decir en la generación del mercado único pero no es la única que hay que tener en cuenta. El servicio de contratación tiene que tener la capacidad de gestionar el archivo, tramitar el expediente, y explotar los datos en formato electrónico.

Sin embargo, si hay un peligro muy fuerte en la relación electrónica. Y este peligro es el de la segmentación del mercado. Si se produjera esta segmentación (una torre de Babel en la contratación pública electrónica paneuropea) estaríamos dilapidando, en mi opinión,  una de las oportunidades más claras de generar el mercado único.

Para que esta segmentación no se produzca en los Estados en los que se está actualmente implementando la contratación pública electrónica, la Comisión Europea está atacando varios frentes con distintos proyectos:

–          Estándares de la relación electrónica, que permitan hablar el mismo “idioma” a todas las empresas y administraciones cuando se relacionen en el mercado único. (Publicación de anuncios de contratación, Publicación de adjudicaciones, Presentación de ofertas, Normalización de los criterios de selección y su presentación, normalización de catálogos electrónicos, Pedidos electrónicos y Facturas electrónicas, entre otros). Estos estándares son los que pueden consultarse  en este enlace CEN BII.

–          Un proyecto de utilización de estos estándares y la generación de una red de contratación pública electrónica con el proyecto PEPPOL.

–          La generación de componentes reutilizables del proyecto Open ePrior de la Comisión Europea que permite a las administraciones implementar de forma más rápida estos estándares y su arquitectura.

–          Y por último una matriz de doble entrada que permite entender a los distintos estados miembros y proveedores, que documentos se corresponde con qué criterios de selección, para que los licitadores puedan presentar los documentos exigidos y en su formato adecuado (con o sin traducción legal). El proyecto eCertis.

Pero tan importante o más que el mercado único europeo de contratación pública, es el mercado español de contratación pública. No tiene las segmentaciones comentadas tan fuertemente marcadas,  pero una transición equivocada al formato electrónico puede agravar lo que ahora aparentemente (solo aparentemente) no es una segmentación tan grave. Es decir, también la generación del mercado nacional de contratación pública electrónica tiene el riesgo de segmentación tecnológica.

Muchas administraciones tienen muchos problemas para implantar la contratación pública electrónica, porque como ya hemos dicho, no se trata de implantar un producto y contratar unos servicios, se trata de una trasformación de la propia organización en las  personas, los procedimientos, las estructuras y sus reglas y, por último y muy importante, en la tecnologías que permiten y habilitan a todos los elementos de la organización (personas, procedimientos, estructuras)  la utilización (EL USO)  del formato electrónico con garantías y utilidad (EL VALOR).

Es importante que la transición este bien dirigida y no cueste más de lo estrictamente necesario para que el beneficio no se vea disminuido por la perdida de eficiencia y el despilfarro que implica una mala transición. Pero no debemos de olvidar la interoperabilidad. Ya sé que puede resultar un problema añadido a los muchos que una administración debe enfrentar en esta transición. Pero si no se tiene en cuenta de alguna forma desde el principio, el resultado no será el esperado. La segmentación del mercado de la contratación pública electrónica por razones tecnológicas representa coste sin beneficio y con pérdidas (volver a invertir). Hay tenerlo en cuenta desde el principio.

 

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