El rol de la alta dirección en la transición a la contratación pública electrónica.

Comentábamos en la entrada anterior que para realizar la transición a la contratación pública electrónica había que tratar de definir y relacionar los objetivos que la organización quería conseguir con esta transición de la forma más clara posible, y siempre con métricas que permitieran a la organización saber, si había alcanzado los objetivos o hasta donde había alcanzado  de lo inicialmente propuesto.

Los principales objetivos de esta transición, que pueden mezclarse entre ellos, aunque es bueno que estén separados y claramente identificados son, en resumidas cuentas,  los siguientes:

–       Objetivos de Eficiencia. (hacer mejor lo que hago)

–       Objetivos de Presupuesto (hacer algo nuevo)

–       Objetivos de ayuda al tejido productivo local  (hacer algo nuevo)

–       Objetivos de trasparencia (hacer mejor lo que hago)

–       Ser conforme a la nueva legislación vigente. (cumplir con los cambios normativos)

Estos objetivos se enmarcan como siempre en los parámetros generales que impulsan el cambio en cualquier organización, pública o privada: hacer mejor lo que hago, hacer algo nuevo, ser conformes con las leyes.

Pero plantear los objetivos no es suficiente. Nunca lo es. Hay que diseñar una estrategia que nos permita alcanzar estos objetivos en función de la situación de mi propia organización, el contexto en el que se desenvuelve, y los propios objetivos propuestos.

Esta estrategia tiene que ser planificada: planificación estratégica, que no es tanto planificar, como definir claramente la estrategia y comprobar que no hay objetivos incompatibles (mapas estratégicos).

A partir de este punto,  y dado que la transición se posibilita única y exclusivamente a través de tecnologías de la información (hay que tener presente el adjetivo electrónico en la definición del problema: transición a la contratación pública electrónica), hay que diseñar una estrategia de tecnologías de la información y definir claramente el rol de la alta dirección para el gobierno de las tecnologías de la información, considerando siempre los principios que hemos comentado según el estándar ISO 38500 sobre el Gobierno de las tecnologías de la Información:

–       Responsabilidad. (quién o quienes están al mando)

–       Estrategia (cómo lo vamos a conseguir)

–       Adquisiciones (qué necesitamos que no tenemos)

–       Rendimiento (qué vamos a conseguir y en qué medida)

–       Conformidad (como nos ajustamos a la legislación vigente)

–       Factor humano. (como capacitamos a las personas a través de las TI)

 

El gobierno de las tecnologías de la información tiene que buscar el fin último de la utilización de las tecnologías.  La única forma de obtener beneficios de las tecnologías es utilizándolas. Si se compran y entregan pero no se usan y capacitan a  las personas, los procedimientos y las estructuras, no hay beneficio, solo coste.  Pero hay que entender que la utilización de las tecnologías requiere, a partir de un umbral de cambio, producido en las personas y los procesos, cambiar las estructuras. Este cambio organizativo es un cambio que debe de estar dirigido, controlado y supervisado por la alta dirección. No es algo que suceda espontáneamente. Hay que provocarlo, dirigirlo y controlarlo.

Como veis estamos avanzando en la transición y todavía no hemos hablado de proyectos ni de productos. Están al final, son el medio nunca el fin, la herramienta,  no el propósito.  Pero aún no hemos acabado con el rol de la alta dirección.

El problema de la transición a la contratación pública electrónica cuando está bien definido, no es un problema que represente un reto técnico (predictivo), es un problema que se representa por un reto adaptativo (incierto): hay que adaptar la organización a una forma diferente de hacer las cosas(que la organización no conoce). Hay que cambiar la cultura organizativa, con el riesgo que esto conlleva (cultura: forma de resolver los problemas habituales y cotidianos por parte de toda la organización). Y este es uno de los roles principales de la alta dirección junto con el gobierno de las tecnologías.

Si la alta dirección de cualquier organización no asume estos roles, la transición tiene muy pocas probabilidades de conseguir los objetivos.  Las tecnologías de la información habilitan los elementos que propician el cambio, pero en ningún caso producen el cambio. Los proyectos y los productos que se hayan definido y comprado se entregaran, con una escrupulosidad exquisita, pero no se utilizarán las tecnologías y por tanto el resto de los elementos de la organización (personas, procesos y estructuras) no serán habilitados para sacar partido a estas tecnologías y alcanzar los objetivos definidos.

En mi opinión, este es uno (HAY MAS) de los principales obstáculos para conseguir la transición a la contratación pública electrónica: la alta dirección tiene que asumir un ROL específico en la trasformación de la organización y en el gobierno de las tecnologías de la información para que la transición a la contratación pública electrónica alcance los resultados definidos.

 

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