Los objetivos de la transición al formato electrónico frente a los objetivos de la contratación pública.

 

Una de las posibles causas de la complejidad de la transición a la contratación pública electrónica es la mezcla de objetivos que se producen cuando se inicia este proceso de transición. Esta mezcla se puede producir de forma natural porque no nos hayamos enfrentado en nuestra vida laboral a una trasformación tan grande como esta.

La mezcla de objetivos

Los objetivos que suelen mezclarse son:

  • los propios de la transición al formato electrónico y
  • los que tienen que ver con los objetivos del servicio de contratación pública.

Al mezclarlos se generar unas sinergias en la complejidad y unas expectativas muy exageradas y muy separadas entre  los distintos agentes que intervienen. Esto hace mucho más difícil la transición que si tratamos de secuenciar o priorizar la propia transición al formato electrónico y a partir de este formato establecer los objetivos de la contratación pública.

La mezcla de intereses

Otro de los aspectos típicos de la esta mezcla de objetivos es que  también se mezclan  los intereses y por tanto las prioridades. La transición al formato electrónico es un objetivo administrativo normalmente de las personas que se encargan de gestionar el servicio de contratación pública, y sus relaciones con el mercado.  Los intereses dominantes de las personas que van a realizar la transición al formato electrónico fundamentalmente son los siguientes:

  • evitar riesgos,
  • eludir problemas que no puedan resolver en su ámbito de actuación,
  • tratar de evolucionar en sus carreras profesionales,
  • tratar de alcanzar mayor poder dentro de la organización,
  • evolucionar a la administración electrónica ….

Sin embargo los objetivos de la contratación pública cubren los intereses típicos de la alta dirección administrativa o de la dirección política. Los intereses dominante de este grupo  son  el diseño, la ejecución y el seguimiento de las políticas en torno  al servicio de contratación

  • Ahorro,
  • Eficiencia,
  • Transparencia,
  • Apoyo al tejido productivo
  • Apoyo y reconocimiento social
  • Mejora de la sociedad en su conjunto

Ambos objetivos se necesitan pero hay que priorizarlos adecuadamente.

Es bastante claro que no hay forma fácil de diseñar, ejecutar y monitorizar políticas en torno a la contratación publica sin la información útil y adecuada que en cada momento nos permita tomar la mejor decisión sobre los temas pendientes.  Sin embargo esta información solo la proporciona el formato electrónico de forma adecuada y en el momento adecuado. Y solo la profesionalización de la función de compras (que puede producirse con  los recursos -tiempo y esfuerzo-  liberados por  la utilización intensiva del formato electrónico)  puede ayudar a diseñar, ejecutar y monitorizar dichas políticas.

A su vez los objetivos de la contratación pública fuerzan hacia la transición al formato electrónico, porque son conscientes de la necesidad de información. De este modo proponen el cambio tecnológico para poder proveerse de la necesaria información que les permita diseñar, ejecutar y monitorizar las políticas en torno a la contratación pública.

En resumen.

Hay que tratar de hacer la transición al formato electrónico de forma sencilla y simple, contando con los gestores de contratación y el resto de agentes, teniendo en cuenta sus intereses, en primer lugar.

Una vez iniciada la transición y aunque no se haya completado el proceso se puede tratar de aplicar los objetivos de la contratación pública o incluso se puede diseñar una estrategia de transición que tenga en mente los objetivos de la contratación pública, pero siempre tratando de separar los objetivos y las expectativas (intereses) de forma que no se condicionen ni se produzcan complejidades  que hagan más difícil conseguir estos dos grandes objetivos juntos que por separado.

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