Nos hemos acostumbrado a realizar viajes en automóvil de forma habitual. Ya no hay ningún misterio ni complejidad en hacer este tipo de viajes. Tenemos coches. Tenemos carreteras y códigos de circulación y sabemos conducir -aparentemente-. Hace tiempo las carreteras no eran tan buenas, el código de circulación tenía algunas lagunas (aún hoy hay algunas lagunas que se pueden mejorar), y los coches no eran tan buenos como ahora. También hace años cualquiera podía conducir, hasta que se hizo obligatorio sacarse el carnet de conducir. Es verdad que tener el carnet de conducir no implica ser un conductor aceptable, pero es un paso necesario teniendo en cuenta lo que nos jugamos cuando subimos a un coche (nosotros y los de enfrente).
Ahora vamos a establecer la analogía de los viajes en automóvil con la contratación pública y su transición al formato electrónico:
- Los coches son los productos de tecnologías de la información (bienes y servicios) que empleamos para obtener y manejar el formato electrónico en la contratación pública.
- Las infraestructuras de comunicaciones y de software básico y las leyes son las carreteras y el código de circulación.
- Y los conductores somos los responsables políticos, jurídicos, de gestión y técnicos encargados de conducir el coche para hacer el viaje (la contratación pública en formato electrónico).
Tenemos que hacer la transición a la contratación pública electrónica (viajes en automóvil) porque los tiempos y el contexto así nos lo demandan (no podemos seguir haciendo viajes a pie).
Tenemos autopistas, y códigos de circulación, tenemos coches y hemos sacado el carnet de conducir. Lamentablemente cada cierto tiempo se producen accidentes, algunos de ellos con graves consecuencias. El coche se nos para y algunos mapas muestras erróneamente las carreteras y nos inducen a realizar viajes a ninguna parte. Esto va mejorando con el tiempo pero los conductores todavía no han entendido la responsabilidad y necesidad de conducir de forma óptima (adaptándose a las circunstancias). Por una razón u otra seguimos haciendo el 99 % de los viajes a pie. Y en los viajes que hacemos en automóvil hay muchos accidentes. Pero no debemos echar la culpa de los accidentes al coche, a la carretera o al código de circulación. Son mejorables pero mejorarán si hacemos viajes en automóvil.
La gran mayoría de los accidentes obedece a una deficiente conducción de los responsables (políticos, jurídicos, técnicos o de gestión). Hay que empezar a establecer unas reglas que nos permitan delimitar, participar y colaborar en estos viajes, porque cada vez van a ser más frecuentes y hay que reducir los accidentes, a la vez que aumentamos los viajes en automovil. Mejorando los coches, las autopistas y el código de circulación, pero sobre todo hay que mejorar a los conductores.
Y por cierto. van a abrir las fronteras para hacer viajes por toda Europa. Ya hay una estrategia en marcha para ello. Los europeos ya tienen coches y hacen muchos viajes en automóvil incrementando así su productividad. Y nosotros ¿sabemos conducir o vamos a seguir a pie mucho tiempo?
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