A partir de la presentación del libro de Jaime Dominguez-Macaya, y viendo reunidas a muchas personas que tienen un interés común pero no están lo suficientemente coordinadas, me ha vuelto una idea(no es nueva ni es única) que ya habíamos insinuado en el blog antes, y se me ha quedado dando vueltas en la cabeza. No sé si ya estará en marcha en algún despacho de la Administración Pública pero si es así, a día de hoy, lo desconozco.
La idea es poner en marcha un Plan nacional-estatal para la implantación de la contratación pública electrónica. Voy a dar un repaso somero a los argumentos de esta idea.
Desde la visión a la acción
La visión y los por qués están cada vez más claros, comunicados y asumidos por todos. Es bueno que le echemos un vistazo a los contundentes informes del Comité Económico y Social Europeo de 13 de Julio, sobre el libro verde de la modernización de la contratación pública y sobre el libro verde de la generalización del recurso de la contratación pública electrónica. O al demoledor artículo publicado en The Guardian sobre los beneficios de la contratación pública electrónica en el Reino Unido y las consecuencias de no hacerlo bien (Hay que tener en cuenta que hay muchas más opciones para no hacerlo bien que para lo contrario).
La Interoperabilidad y la generalización
Estos son los dos grandes problemas que hay que solucionar. La interoperabilidad es un problema técnico que debe ser resuelto a la mayor brevedad posible. Los estándares están siendo trabajados pero se precisa urgentemetne una primera versión operativa y utilizable, que además pueda ser usada realmente (PEPPOL-CEN BII fase 1 y 2??).
La generalización es otro problema distinto más complejo de resolver, porque la interoperabilidad trata los problemas de relación electrónica, pero la contratación pública electrónica abarca más funciones que la relación electrónica del comprador y el proveedor. Lo que más le preocupa a la Comisión Europea es crear un mercado único de contratación pública electrónica. Pero el problema no es sólo la relación electrónica, también esta el Archivo electrónico, la Relación electrónica, la Tramitación electrónica (expediente) y la Explotación electrónica de los datos de la contratación públca (El ARTE en la contratación). Los objetivos de la Comisión o de las Estado Nacionales no coinciden con los objetivos de las adminsitraciones públicas ni las personas, que finalmente tienen que generar el impulso real y suscitar el cambio en sus organizaciones. Estas organizaciones no están preocupadas por el mercado único. Su preocupación es el día a día, las exigencias del servicio público, las exigencias del procedimiento administrativo, las exigencias del poder político para que las cosas se hagan, como sea. Y además los plantes para implantar la contratación pública precisan de proyectos y procesos de tecnologías de la información y las comunicaciones (hardware, software, aplicaciones, formación, gestión del cambio, capacitación ….), con un alto riesgo.
Las estrategias y los planes
Los planes generales se disuelven cuando los llevamos al terreno concreto de cada administración. Hay que ser capaces de articular estrategias que adapten el mapa al territorio (lo contrario es imposible). Esto es vital para que el esfuerzo (recursos, voluntad, tiempo y dinero) consigan el resultado previsto.
El sentido de la urgencia
Además, hay que hacerlo con el sentido de la urgencia que nos impone un tiempo de crisis donde el gasto (cerca del 20% del PIB) en contratación es a la vez un riesgo (no innovar, no introducir mejoras reales posible a través de las tecnologías) y una oportunidad (mejorar utilizando las capacidades ciertas que tiene la sociedad española en su conjunto), con trascendencias vitales. No ser eficientes o no ser competitivos como sociedad, tiene consecuencias. A lo mejor no las percibimos hoy pero las veremos mañana, o las sufrirán las próximas generaciones.
El plan de acción
Adaptar el plan de acción a la situación específica de cada administración pública no es algo fácil pero es algo posible. Hay que compartir conocimiento y experiencias y tiene que haber coordinación y colaboración entre las administraciones y las empresas. Sin esta colaboración, no exenta de tensiones, no es posible avanzar. Y tenemos que avanzar.
El plan nacional para la implantación de la contratación pública electrónica (o como tratar de gestionar el 20 % del PIB de forma óptima), tratando de coordinar e impulsar temas como los siguientes:
– Formación para la profesionalización de los responsables de contratación
– Gestión del Cambio: Información, Formación, Soporte e Impulso.
– Guías para el Gobierno de las TIC y la definición de estrategias de implantación adaptadas a cada administración pública
– Software (homologado o al menos con las características funcionales mínimas incorporadas y probadas)
– Servicios gestionados y que obtengan la trasformación que se está demando y los beneficios que ya se han reportado.
– Incorporación de los proveedores en el ciclo de compra electrónico desde el principio, sobre todo a las PYMES.
– Simplificación del procedimiento y de las exigencias jurídicas. Entender que el formato electrónico es diferente del formato papel y que la trasparencia y la fiscalización se consiguen de forma diferente en uno y otro formato.
– Coordinación con el resto de estados europeos a través de la Comisión Europea
– Eliminar las dudas sobre los temas que están claros y fijar las dudas sobre puntos pendientes de concretar. Pero permitiendo avanzar sobre aquello que es seguro. No esperar a utilizar el formato electrónico hasta que todo lo que esté aclarado. (Nunca estará totalmente aclarado).
Soy consciente de que no es fácil, pero también estoy convencido de que es posible. Otros ya lo han hecho y hay muchos que lo están intentando. Se trata de colaborar de forma coordinada para evitar riesgos y pérdidas innecesarias. Y sobre todo compartir información, formación, experiencias, conocimiento, fracasos y éxitos. Siendo conscientes que toda ayuda puede ser poca y que el camino es largo, y no exento de dificultades (más bien todo lo contrario).
En cualquier caso y si, tal como apuntan todos los indicios, la Comisión Europea termina introduciendo la “obligatoriedad” de la contratación pública electrónica a los Estados Miembros, será necesario, no sólo un Plan Nacional para la Implantación sino mecanismos de coordinación, comunicación, formación impulso y soporte para la implantación.
Además, este Plan de Implantación se podría generar una comunidad de prácticas y utilizar las Comunidades de Prácticas que ya existen alrededor de este asunto, utilizando las redes sociales para difundir información y experiencias y eliminar la incertidumbre, y los riesgos a través del conocimiento.
Es el siglo XXI, y no podemos retrasar nuestra entrada en él como hicimos con el siglo pasado.
No dejéis de leer este artículo de Araceli Mangas en Saviologos: La otra riqueza de las naciones: una función pública eficiente en el siglo XXI.
Vosotros ¿apoyaríais un Plan de Implantación de la Contratación Pública electrónica propulsado desde las más altas instancias del poder estatal, coordinando y colaborando con todas las administraciones públicas y con la Comisión Europea?
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