El CNC (Centro Nacional para la Competencia) ha publicado recientemente una Guía para los Compradores Públicos que pretende evitar los problemas de colusión de los proveedores y tiene dos recomendaciones básicas:
¿De qué forma pueden ayudar las entidades del sector público a fomentar la competencia en los procesos de contratación pública?
Básicamente a través de dos formas:
- Desarrollando procedimientos de contratación que ni en su diseño, ni en su desarrollo, ni posteriormente en la ejecución del contrato introduzcan restricciones injustificadas a la competencia.
- Ayudando a prevenir y combatir potenciales actuaciones ilícitas de colusión de las empresas oferentes en el proceso de contratación, esto es, las actuaciones de manipulación fraudulenta de ofertas (conocido internacionalmente como bid rigging).
En la guía se pueden encontrar las pautas explicadas para la actuación en cada uno de esos dos ámbitos.
Por otra parte, creo que es claro que la única forma de conseguir mejores precios de compra es a través de la concurrencia, que aumenta la competencia y hace bajar los precios o subir las prestaciones del bien o servicio contratado. Limitar la concurrencia es siempre subir los precios y correr riesgo de colusión. Pero para manejar grandes concurrencias hay que tener unos buenos sistemas de información, unos buenos procedimientos, una buena organización y unas personas comprometidas con la función de compras.
Además, como cualquier comprador del mundo, el comprador público necesita conocer, confiar y acordar con los proveedores los elementos de transacción que van a acordar a través del proceso de licitación. Es decir, obtener un beneficio claro y directo para la organización que representa el comprador a cambio de una contraprestación dineraria: el precio. Para ello la gestión de proveedores es un aspecto poco tratado en la contratación pública. No se trata solo de la gestión de proveedores (sourcing) para generar o componer un catálogo y utilizarlo posteriormente con los procedimientos de Sistemas Dinámicos o Acuerdos Marco, e incluso en una central de compras. Se trata también de facilitar ese conocimiento suficiente que fomente la confianza y la necesaria relación del comprador con el adjudicatario. Estas relaciones pueden ser potenciadas por las redes sociales. En este sentido habría que explorar la opción, tal y como propone el libro verde, de un historial del proveedor accesible en la red
Estos tres ingredientes: la concurrencia, la competencia, y la gestión de proveedores precisan de una coordinación. En mi opinión, la concurrencia y la competencia son claves, y es la forma lógica de dinamizar el pero además hay que organizar una gestión de proveedores que sin limitar la anterior pueda dar seguridad y confianza al comprador público y tener el margen necesario como para llevar a cabo una función de compras no basada sólo en el procedimiento sino que además proporcione un valor superior al precio a la administración y por tanto a la sociedad en su conjunto.
Todo esto cuando estamos hablando de mercados que ofrecen y demandan bienes y servicios maduros y asentados. Pero ¿qué pasa con aquellos bienes y servicios que precisan ciertos cuidados para que puedan llegar a ser competitivos, y que normalmente van a asociados a la innovación.?
Como hacer esto es la parte más conflictiva. Ya hemos llegado a un primer acuerdo, que es la contratación pública en formato electrónico. Esto da la capacidad de aumentar la concurrencia y permite, si estamos bien organizados, gestionar más ofertas en el mismo o menor tiempo por proporcionar una gestión – adjudicación automatizada o semi-automatizada, en aquellos bienes y servicios que lo permitan. La gestión de proveedores, cuyo componente más claro son los catálogos de bienes y servicios con sus procedimientos asociados, los sistemas de adquisición dinámicos y los acuerdos marco tienen una problemática un tanto más compleja. Todo ello abunda en la gestión de proveedores.
En ESADE Madrid, ayer hubo una mesa redonda con tres ponentes de COTEC, CDTI e INDRA hablando de la compra pública de tecnología innovadora y de la compra pública precomercial. Próximamente en el grupo de Linkedin: Club Dirección Pública ESADE Madrid aparecerán los comentarios y las presentaciones que se utilizaron en la mesa redonda de ayer.
Pero la cuestión que se suscita es: ¿Hay que dejar que las innovaciones, aún sin madurar, sufran los rigores de la competencia y la “crueldad” de los mercados, sometiéndolos a las regulaciones de la Ley de Contratos del Sector Público o se permite el cuidado especial hasta que puedan salir al mercado a competir?. Aparentemente sociedades como EE.UU. Francia y Suecia entre otros tienen programas que permiten esto. España en el Acuerdo Social y Economico para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones en su apartado de Políticas Innovadoras trata la compra pre-comercial y la compra de tecnología innovadora, amparados en las propias vías que ofrece la Ley de Contratos del Sector Público.
En mi opinión, y uniendo estas circunstancia con la contratación pública electrónica, considero que en la parte de las administraciones (la parte compradora) de la contratación pública electrónica tiene un mercado suficientemente maduro como para competir en el ámbito de la competencia y concurrencia total dentro del marco de la Ley de Contratos del Sector Público. Sin embargo en el ámbito de los proveedores y sobre todo de las tecnologías y capacitación para las PYMES, de las herramientas que hay que poner a disposición de las empresas, hay un espacio que debe ser cubierto y que aún no tiene una madurez suficiente para competir en el mercado. Y es ahí donde se pueden utilizar estas figuras: la Compra pública pre-comercial y la compra pública de tecnología innovadora. Las herramientas y servicios que hemos comentado para las empresas que garanticen a todas el acceso, la identificación, y las transacciones de las empresas con las administraciones en formato electrónico en el servicio de contratación pública, al mercado único europeo de contratación pública. Esta es una fuente muy clara de aumento de productividad, competitividad y acceso a mercados internacionales para todas nuestras empresas.
Y como conclusión a estos apuntes: ¿no os parece que el formato electrónico es parte de la solución a estos problemas? ¿Se puede conseguir estos objetivos en formato papel con los mismos recursos?
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