La adopción de la contratación pública electrónica por las administraciones públicas y las empresas.

“El futuro ya está aquí, sólo que desigualmente repartido». Esta frase de Willian Gibson, novelista introductor del término ciberespacio, tiene visos de ser muy cierta en lo que se refiere a la implantación de la contratación pública electrónica.

Ya hemos visto las razones, los medios, los retos , y las previsiones que la Comisión Europea nos ha relatado en la consulta que ha publicado con el libro verde para la generalización del uso de la contratación pública electrónica.

Pero la famosa declaración de Manchester de 2005: …. “El 50 % de la contratación pública en formato electrónico en el año 2010 …” ha arrojado un escaso y mal distribuido 5% en la utilización de la contratación pública electrónica en el año pasado. Y los países de la Unión Europea que han marcado este porcentaje son aquellos donde se ha introducido la obligatoriedad del formato electrónico en la contratación pública (Portugal, Francia y Dinamarca en el caso de la factura electrónica)

La pregunta que nos hacemos es ¿cuándo va a generalizarse el uso de los medios electrónicos en todas las fases de la contratación pública (expediente, publicación, ofertas, licitación, adjudicación, contratación, pedido, albarán y factura).? ¿Cuándo se haga obligatoria?

Sabemos que las empresas necesitan ampliar sus mercados y no tienen otra herramienta para hacerlo de forma competitiva que el formato electrónico.

Sabemos que las administraciones tienen que fomentar y conseguir lar trasparencia concurrencia e igualdad de trato en el 20 % del PIB europeo que son los recursos que se emplean en la contratación pública y eso sólo pueden hacerlo con el formato electrónico, generando un mercado único de contratación pública electrónica paneuropea.

La necesidad esta clara pero ¿cuándo  se producirá la generalización, el uso del formato electrónico en todas las fases del ciclo de la contratación pública?

PEPPOL ya está publicitando los primeros resultados. También puede que vayan un poco más despacio de lo previsto. Habrá que estar atentos.

Los estándares en la relación electrónica entre administración y empresas están llegando a su punto de madurez, la identificación digital con los registros electrónicos y el VCD (Virtual Company Dossier) de PEPPOL, pueden darnos pistas de cuando «explotará» el uso. La firma electrónica con el proyecto STORK está dando pasos en la línea adecuada.

La crisis económica nos empuja a ser más competitivos y productivos y a las administraciones a hacer más con menos. Todas las respuestas a estos problemas apunta al formato electrónico en la contratación pública. Y la Comisión Europea probablemente recomiende su obligatoriedad para introducir la “necesidad” de ser conformes a la ley y generalizar el uso.

Las administraciones ya están en la línea de salida, le seguirán las empresas, que ya están buscando los beneficios del formato electrónico: ampliación de mercado a costes asequibles, productividad en la gestión y reducción de cargas administrativas en las transacciones comerciales con las administraciones.

Si analizamos la forma que suelen tener todas las adopciones de la innovación vemos que  presentan una forma similar a la de la imagen:

En la imagen se aprecia que desde que se identifica la necesidad y se genera un cambio que aporta la innovación que satisface esta necesidad (el tiempo que abarca la X) puede  pasar un tiempo que no puede ser fácilmente determinado.

Por ejemplo el primer correo electrónico se envío en 1971 y el uso del correo electrónico se generalizó a mediados de los 90. Es decir 20 años para introducir algo que es tan obviamente útil.

Gartner, ha hecho famoso el famos ciclo hype de introducción de innovaciones en el mercado y su adaptación a  la contratación pública que fue adaptado por Alexander Schellong alrededor del 2005. Claramente no se han cumplido las expectativas de plazos pero si me atrevería a decir que las fases son la que se están produciendo, aunque más lentamente.

Las preguntas  clave sobre este asunto son, en mi opinión, las siguientes:

  • ¿La contratación pública electrónica será una innovación que finalmente llegará a su generalización en el mercado y cumplirá todas las expectativas que se han previsto? ¿Se producirá la generalización finalmente?. Hay casi una certeza de que así será.
  • ¿Cuánto será el tiempo que nos falta para alcanzar el grado de madurez (el intervalo de la X en el primer gráfico) que marque el inicio real de esa generalización?.  Probablemente ya estemos llegando al final de la X.
  • ¿Cuando esta generalización se produzca (si es el caso) cuanto tiempo de “latencia” necesitan las empresas y las administraciones para incorporarse a esta innovación? ¿Qué ventaja competitiva nos llevan los europeos del norte en estos temas?.  Dependerá del valor que se introduzca  con el cambio y la facilidad de uso de las herramientas y procesos involucrados.

Y todas ellas están en función de la “X”. Las razones para que la “X” sea menor son las que describía la Comisión en sus conclusiones, que recuerdo a continuación:

  • La Contratación Pública Electrónica es una realidad en muchas regiones y Estados Miembros verificando los beneficios esperados. (el futuro desigualmente repartido)
  • No se han cumplido los objetivos de la declaración de Manchester de 2005. (seguimos en el tiempo de la X)
  • No se puede dejar las decisiones de la implantación de la Contratación Pública electrónica a las entidades adjudicadoras (la necesidad es obvia pero necesita estímulos para generar los esfuerzos que requiere el cambio cultural)
  • Hay que evitar que la geometría variable de la implantación provoque la segmentación tecnológica del mercado de Contratación Pública Electrónica (hay que intentar por todos los medios no quedarse atrás porque quedarse atrás tiene consecuencias. No es gratis)

Y yo añadiría que la generalización de esta innovación será más rápida si:

  • Se genera valor a través de ella. Las empresas encuentran nuevos mercado y nuevas formas de competir y ser más productivos y las administraciones mejoran su gestión de compras.
  • Se eliminan las barreras que impiden la adopción y simplificación de la innovación que supone la contratación pública electrónica(legales, técnicas y culturales)
  • Se demuestra que es posible, que es fácil y que es lo que esperábamos. Y que pasar a la acción tiene unos riesgos asumibles y unos costes asequibles para cualquier organización (administración y empresas) y que los beneficios que se han contemplado son ciertos.

No sé si alguno de los hipotéticos lectores del blog se atreve a responder a estas preguntas. Mis capacidades adivinatorias son escasas y están totalmente atrofiadas.  Entre tanto seguiremos tratando de aportar el conocimiento necesario para pasar a la acción.

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