Muchas veces reflexiono en la cantidad y repercusión de los cambios que se nos están echando encima, con la introducción de las tecnologías de la información en casi todos los ámbitos sociales, económicos, culturales, de relación con el poder….
Todos estos cambios se producen de forma meteórica y muchos de ellos nos pasan por encima sin darnos tiempo a realizar nuestra propia adaptación personal, esa que comentábamos que supone cambiar el conjunto de soluciones aplicables (la cultura) a los problemas habituales o a los nuevos problemas.
Estamos asistiendo a un fenómeno de implantación y utilización de las redes sociales en general en las sociedades de nuestro entorno que me ha llevado a pensar en cómo pueden influir las redes sociales en la contratación pública electrónica.
Y creo que las redes sociales tienen un papel (positivo o negativo) que desempeñar en la contratación pública electrónica, como por ejemplo:
– habilitar la implantación. Ya hemos comentado que la contratación pública en formato electrónico no es un problema técnico sino de liderazgo adaptativo y esto provoca incertidumbre, que añadido a la complejidad del cambio cultural, nos hace prevenidos a la hora de tomar decisiones. Las redes sociales y la comunidades de práctica pueden ayudar a promover el conocimiento y difundir las experiencias, buenas y malas, (se aprende más de las malas) que se produzcan en las implantaciones.
– Difundir el conocimiento y la alfabetización necesaria sobre el formato electrónico: Firma electrónica, documento electrónico, expediente electrónico, notificación electrónica, … todo es electrónico, pero no tenemos el conjunto de soluciones y herramientas listo y preparado (ni el entrenamiento) para utilizar estas herramientas de forma adecuada con los nuevos formatos. Los llamados «living labs» (laboratorios de aprendizaje) apoyados por redes sociales pueden suponer una palanca imprescindible para la adopción de la contratación pública electrónica.
– La compra. electrónica o no, siempre conlleva un intercambio de valor, fundamentalmente basado en la confianza. En el caso del comercio esta relación siempre es ganar-ganar, o perder-perder. Es decir, no es en mi opinión, como en el caso de las guerras o conflictos donde uno gana y otro pierde. En el comercio, (si es tal y como lo entendemos casi todos) ambos ganan o ambos pierden. La relación electrónica también es necesaria y mucho más eficiente que la relación física, y estas relaciones se cultivan y promueven muy bien a través de las redes sociales. Las relaciones, aunque sean en redes sociales, son las que ayudan a generar, y en su caso, recuperar la confianza.
Por lo tanto, en mi opinión, y aunque sé que hay muchas personas que piensan que no hay nada nuevo bajo el sol, considero que las redes sociales, con sus luces y sus sombras, y en general todas las herramientas sociales (esto que se ha venido en llamar herramientas de la web 2.0) van a afectar de forma positiva a la forma de realizar la contratación pública en formato electrónico.
Dando por sentando que las redes sociales han entrado a formar parte de nuestro conjunto de soluciones (cultura), iremos viendo en qué medida y sobre todo iremos adaptándonos para que las redes sociales afecten de la forma más positiva posible a la contratación pública electrónica.
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En este tema se está poniendo muy buena voluntad para que accedan las pymes, pero es poco realista pensar que hacemos si quiera sombra a las grandes empresas y multinacionales (por ejemplo en el tema de avales). Esperemos que sigan mejorando
Hola Manuel, que hacía tiempo que no «charlábamos».
Después de un año en la comunidad de prácticas de la cual te considero «padre putativo» creo que las redes van a estar muy presentes en nuestra vida, personal y profesional (aunque el otro día leí, que la gente se cansa del feisfuc y del tuiter).
Los que vienen por detrás ya están por las nubes y los que somos un poco más mayores poco a poco vamos subiendo. Obviamente, si esa es la tendencia es por las muchas ventajas que encontramos, bien a título particular, bien a título profesional.
En lo que respecta a la contratación y las redes sociales, poco a poco, va surgiendo un espacio 2.0 de contratación pública (blogs de carácter jurídico; blogs centrados en la licitación electrónica; blogs de empresas dedicas a consultoría, clasificaciones empresarias o licitación electrónica; la comunidad de prácticas con su wiki….).
Poco a poco creo que se van poniendo esos pilares que den soporte a la contratación pública, sea o no electrónica, desde Internet.
Aunque de momento, y por lo que veo en la comunidad de prácticas, el 99% de la práctica se centra en lo de toda la vida, cuestiones jurídicas de laboratorio, (la oferta temeraria, la prórroga del contrato, cómo prever la modificación en los pliegos…), de temas electrónicos se habla muy poco.
Lo bueno de todo es que tenemos sitios donde hablar de la contratación y con el tiempo (espero que pronto) empezaremos a hablar sobre los asuntos electrónicos de la contratación pública.
Otro saludo.
Hola Guillermo,
Estoy de acuerdo en que la tecnología va más deprisa que los usos sociales, pero finalmente las personas utilizamos la tecnología que más nos interesa y las redes sociales tiene una capacidad de comunicación que de momento no es superada por ninguna otra herramienta. Su utilización en loa aspectos sociales de las compras públicas es cuestión de tiempo y de que como dices las generaciones que consideran las redes sociales como algo cotidiano lo incorporen también a la contratación publica.
Un abrazo.
Ineresante artículo, aunque debo decir que en la licitación de obra píblica aún estamos muy lejos de poder adaptar la lectura, estudio y homogenización de ofertas técnicas que muchas veces vienen en formas, productos y presentaciones variopintas. En la mayoría de las ocasiones es una máquina demasiado pesada incluso para internet.
Muchas Gracias por sus comentarios.
Pero entiendo que las ofertas que ustedes hacen, las hacen con herramientas que manejan formatos digitales. La pregunta es ¿porque tienen que bajar a papel estos formatos para poder presentar una oferta?. ¿No sería más lógico seguir con el formato electrónico?.
Seguimos.