La nueva especialización en la función profesional de la contratación pública

Hemos comentado en algunas entradas del blog acerca de la estrategia en  la transición a la contratación pública, y también acerca  del rol que deben cumplir los altos cargos en el gobierno corporativo de las tecnologías de la información, para llevar a cabo esta transición.  Estas entradas van encaminadas a tratar de aportar toda la información que posibilite la reflexión de las personas que tienen algo que hacer o decidir alrededor de la transición a la  contratación pública electrónica.

La síntesis de estas reflexiones creo que está resumida en la afirmación de que la contratación pública en las sociedades modernas está dejando de ser una función administrativa para convertirse en una función económico-social.

Esta tendencia, en mi opinión,  es muy clara y tiene sus consecuencias. La primera de todas ellas, es que para seguir un procedimiento, hay que conocer la ley y seguir las tareas en función de cómo se desarrollan los acontecimientos. Sin embargo una función económico social requiere una serie de habilidades añadidas a la función administrativa que podemos resumir en las siguientes:

–         Análisis del gasto (¿En qué gasto?, ¿cuándo?, ¿a  quién compro?, ¿que resultados consigo?)

–         Estudio de las series temporales del gasto: (¿Cómo puedo mejorar precios y entregas agrupando compras en momentos concretos?)

–         Gestión de los proveedores (¿Estoy consiguiendo la mejor y mayor concurrencia posible, para obtener la mejor relación calidad precio en las compras que hago?)

–         Negociación con proveedores. (¿Estoy empleando todas las capacidades de negociación posibles y lógicas en mi relación con los proveedores?)

–         Búsqueda de los beneficios de inclusión social, innovación y medioambiente. (¿Qué efectos colaterales en inclusión social, innovación y medioambiente estoy consiguiendo con las compras que realizo?)

–         Ayuda al tejido productivo:  de forma que si me ayudan a licitar electrónicamente con mi administración, puedo acto seguido, tratar de generar actividad de mi empresa en el mercado de la contratación pública de otros países, europeos o los que tengan convenios de contratación pública.

 

Todas estas “nuevas” funciones requieren un nuevo profesional o funcionario mucho más especializado en manejar las leyes y además las tecnologías de la información y las herramientas que le permiten realizar estas funciones de forma óptima.

–         Redes sociales para conocer los mejores proveedores y administraciones con acceso a las comunidades de práctica.

–         Documento Expediente y Firma electrónica.

–         Relación electrónica con proveedores (locales, nacionales, europeos y extranjeros –hay que estar atentos a los acuerdos de contratación pública con terceros países-)

–         La seguridad y confidencialidad necesarias

–         La generación y puesta a disposición de los datos de contratación para que la iniciativa privada sea capaz de generar riqueza y nuevos rendimientos.

En mi opinión, la transición a la contratación pública electrónica traerá un excedente importante de tiempo en las personas que ahora están dedicados a la gestión, y que después de la transición podrán dedicarse además, a estas otras funciones que hemos comentado.  Estas personas deben ser motivadas y formadas para que puedan (si quieren) asumir las nuevas funciones económico y sociales que persigue la normativa y en general la situación de nuestra sociedad.

Continuamente oímos que el volumen de los presupuestos  destinados a la contratación pública son enormes, y que hay que sacarles el rendimiento adecuado, como ya hacen algunas administraciones de nuestro entorno. Pero este rendimiento no será una realidad, si las personas que están encargadas de conseguir los resultados no se capacitan para ello. Y son recompensadas por los resultados extraordinarios que obtengan. No sé qué forma tiene que tener la recompensa, pero la excelencia requiere compensación.

En mi opinión, las tecnologías de la información en todas sus facetas son las que pueden dar a estas personas, las habilidades y las capacidades necesarias para alcanzar estas nuevas funciones. Por ello creo que la formación de los agentes que intervienen en la contratación pública (también en las empresas) es una de las claves para hacer la transición a la contratación pública electrónica y conseguir unos beneficios sostenidos muy importantes, de todos los recursos que se utilizan en este servicio de retorno.

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