En la noticia que encabeza esta entrada, leemos que existen oportunidades para las empresas españolas (asesoradas por la cámara de comercio de Castellón) para acceder a licitaciones públicas en Rumanía, en sectores como la Ingeniería y la Construcción.
Las preguntas que me hago son las siguientes:
– si las empresas españolas son competitivas en este área (y muchas otras), ¿no podría la contratación pública electrónica, dar acceso a un mercado pan-europeo que probablemente no este sufriendo la misma crisis en los mismos sectores?
– si el acceso, la identificación y las transacciones electronicas (oferta, contrato, pedido, factura, pago, catálogos) fueran tan asequibles y tan fáciles como un «click» en una sede electrónica europea, ¿no ayudaría esto a nuestras empresas a licitar estos concursos? (ampliación de mercados con un coste mínimo). ¿No haría que nuestro tejido productivo estuviera más preparado para digitalizar cualquier tipo de información de gestión reduciendo el costes administrativos asociados al papel?. Facturas, contratos ….
– si nuestro país se quedara rezagado en la contratación pública electrónica, ¿las empresas con capacidad para licitar electrónicamente de otros países no vendrían (dado el coste mínimo) a licitar en las ofertas de las administraciones públicas españolas, aupados en una ventaja competitiva respecto del tejido productivo español por la falta de capacitación digital de este?
Es la competitividad y la productividad las que van a marcar la verdadera senda del crecimiento. La innovación también pero en la contratación pública las dos primeras marcarán verdaderas diferencias. ¿Es la contratación pública electrónica una oportunidad para las administraciones y para las empresas, es decir, para la sociedad en su conjunto? ¿O es demasiado complicado?.